Aunque asiste como oyente en el curso 1928-29 Porfiria Sanchiz ingresa en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación al año siguiente permaneciendo los tres cursos académicos y asistiendo a las asignaturas obligatorias en el reglamento del centro: Indumentaria, Historia de la literatura dramática, Historia antigua y moderna de la esgrima y su práctica, y, por supuesto, declamación, que era la que más interesaba a los futuros profesionales.
Como complemento a las enseñanzas impartidas en el Conservatorio, los alumnos realizaban ejercicios escolares consistentes en funciones públicas en las que demostraban sus aptitudes sobre las tablas, ya fuera recitando poemas o interpretando piezas breves o pasajes de conocidas obras teatrales. Eso les permitía también perder el miedo escénico y foguearse ante la futura exigencia de público y crítica.
Porfiria, que solo había tenido breves incursiones anteriores sobre las tablas durante su estancia familiar en Tenerife, debuta en los escenarios madrileños, concretamente en el Teatro Cómico, el 11 de abril de 1930 merced a una de las prácticas llevadas a cabo por el profesor de Declamación Práctica del centro, Enrique Chicote. Presentada en los periódicos de la época como Porfirita Sanchís, la actriz leyó un poema de Chamizo e interpretó junto a Luis Campanario el entremés de los hermanos Álvarez Quintero Ganas de reñir.
Al año siguiente, y aunque ya formaba parte como meritoria de la compañía de Margarita Xirgu, Porfiria siguió participando en estos ejercicios escolares. De nuevo a las órdenes de Chicote, interpretaría el 20 de marzo en el Teatro de la Princesa el epílogo de la obra Nena Teruel de los Álvarez Quintero.
Integrada en la compañía de Irene López Heredia, el 22 de marzo de 1932 Porfiria participa por última vez en una práctica escolar, esta vez en el Teatro María Guerrero, recitando la obra de Eduardo Marquina En Flandes se ha puesto el sol.
Como complemento a las enseñanzas impartidas en el Conservatorio, los alumnos realizaban ejercicios escolares consistentes en funciones públicas en las que demostraban sus aptitudes sobre las tablas, ya fuera recitando poemas o interpretando piezas breves o pasajes de conocidas obras teatrales. Eso les permitía también perder el miedo escénico y foguearse ante la futura exigencia de público y crítica.

Al año siguiente, y aunque ya formaba parte como meritoria de la compañía de Margarita Xirgu, Porfiria siguió participando en estos ejercicios escolares. De nuevo a las órdenes de Chicote, interpretaría el 20 de marzo en el Teatro de la Princesa el epílogo de la obra Nena Teruel de los Álvarez Quintero.
Integrada en la compañía de Irene López Heredia, el 22 de marzo de 1932 Porfiria participa por última vez en una práctica escolar, esta vez en el Teatro María Guerrero, recitando la obra de Eduardo Marquina En Flandes se ha puesto el sol.