martes, 19 de mayo de 2015

Match Point

Como si buscaran reanimar la titubeante carrera de Rafa Nadal en su regreso a las pistas -casualidad o no-, coinciden en los anaqueles de las librerías cuatro títulos que le sitúan como protagonista absoluto o compartido: De Rafael a Nadal, de Ángel García Muñoz y Javier Méndez Vega (Corner, 2015), Todo se puede entrenar, escrito por su tío y entrenador Toni Nadal (Alienta, 2015), y los dos que me dispongo a comentar: Sin red, de Sebastián Fest (Debate, 2015) y Rafael Nadal. Retrato de un mito (La Esfera, 2015). El primero de ellos, escrito por un periodista argentino especializado que les ha entrevistado en varias ocasiones a lo largo de sus dilatadas trayectorias, enfrenta a los dos mitos del tenis contemporáneo, Rafa Nadal y Roger Federer -Djokovic mediante-, en un interesante viaje que va analizando las diferentes características de su juego, su forma de ser, sus derrotas y victorias, sus acercamientos y desencuentros, para ofrecer una visión bastante objetiva en la que se revelan fundamentales las propias declaraciones de los protagonistas, y las de numerosos actores implicados -tenistas, entrenadores, responsables de prensa, fisioterapeutas, directivos, organizadores de torneos, etc.-. El autor va hacia atrás y adelante en el tiempo, saltando de una época y un escenario a otro según sirva para ilustrar el paralelismo que pretende trazar en su discurso. Así, de las amargas derrotas de Federer ante el invencible Nadal de Roland Garros pasamos a la hegemonía casi aplastante del suizo en Wimbledon, pasando por las lágrimas de éste tras perder la final de Australia 2009 o la disección de la única derrota de Nadal hasta la fecha en la Philippe Chatrier. Golpes imposibles, tomas y dacas verbales, respeto mutuo, esfuerzo, lesiones, vida personal, trofeos, imagen o marketing son varias de las muchas cuestiones abordadas en un enjundioso libro fruto de numerosos años de trabajo de campo. Sólo lamentar la inclusión de algunas erratas, fruto quizá de la excesiva celeridad al publicar el volumen, ya que en él se comentan torneos de apenas hace dos meses.
Aunque más centrado en el tenista mallorquín, Rafael Nadal. Retrato de un mito también contrapone al de Manacor con su alter ego de Basilea. Javier Martínez, periodista de El Mundo, ha seguido a Nadal durante toda su trayectoria y tiene una visión muy clara del tenista dentro y fuera de la pista, rodeado siempre de un equipo homogéneo que trata de tapar la mínima fisura surgida en torno al mito. Martínez también opta por una técnica narrativa similar a la de Fest, saltar de un momento a otro de una larga historia de éxitos en función del progreso de la narración. El resultado es un libro que nos acerca -quizá de una forma distinta a la autobiografía escrita por el tenista junto a John Carlin- a un triunfador cuya carrera siempre ha estado amenazada por un retiro temprano debido a las lesiones provocadas por una forma de jugar que raya en lo sobrehumano. En fin, dos excelentes obras para aproximarnos a dos genios de la raqueta, brillantes cada uno a su modo. No me resisto a transcribir unas declaraciones bastante ilustrativas de la ex tenista Martina Hingis citadas en el libro de Fest para terminar: "Si me imagino teniendo un affaire con ellos, creo que a Roger lo prefiero en el dormitorio, parece más suave. Y a Nadal, en la cocina. ¡Es tan salvaje!".

miércoles, 6 de mayo de 2015

The Reader´s Diary (XLI)

En su colección "Discos que marcaron una época", la editorial Quarentena dedica su última entrega a los dos primeros discos de la banda británica The Smiths, el que lleva el mismo nombre que el grupo y Hatful of hollow, que incluyó diferentes versiones de canciones que ya aparecían en el anterior junto a otros temas inéditos. Quizá no sean los mejores de una formación de carrera exigua (1983-1987) pero fundamental en el devenir de la música pop británica. La elección de Marcos Gendre, autor del volumen, se debe sin duda al aldabonazo que supuso la irrupción de The Smiths en el panorama musical de la época, ya no sólo por la originalidad y calidad incontestables de su sonido y sus letras, sino por la irresistible atracción que desprendían su forma de comportarse, sus opiniones y su forma de encarar el hecho musical. Seguramente discos posteriores como esa obra maestra que es The queen is dead y su testamento discográfico Strangeways here we come, gestados ya en plena madurez del grupo, deberían figurar como sus obras más emblemáticas, pero el factor que ha primado aquí es la innovación, el aire fresco que supusieron ambos discos primerizos. Gendre desmenuza cada canción, se detiene en sus arreglos, diferentes versiones, sus letras, sus fuentes de inspiración e influencias posteriores, hasta determinar la importancia de su alcance. Morrissey y Johnny Marr concibieron con ellos todo un universo efímero pero de notoria huella en la historia del pop universal. La editorial Quarentena nos lo recuerda y, de paso, le abre su fascinante puerta a todo aquel -pocos, me temo- que aún no hayan tenido el gusto de conocerles.

No voy a decir que el universo que describe el sevillano Daniel Ruiz García en su nueva novela -Todo está bien (Tusquets, 2015)- también es fascinante, porque mentiría como un bellaco. Es más bien sucio, maloliente y desagradable, nada, no obstante, más lejos de la realidad, pues es el que hemos respirado en los últimos años en esta parte del hemisferio sur en la que nos ha tocado vivir. Políticos emponzoñados por un poder que otorga carta blanca para cualquier dislate, periodistas de mala vida que -fieles a su deontología profesional- tratan de pararles los pies o cuando menos denunciar su modus vivendi, parias de un sistema que nunca da una nueva oportunidad a sus víctimas, y la nueva figura del que podríamos llamar "self-made-men-rrss", es decir, quien se aprovecha del nuevo panorama surgido con las redes sociales para crearse un nombre sin aparente esfuerzo. Cada uno de ellos tiene su protagonismo en esta novela coral que va saltando de uno a otro, pero sin perder de vista el cordón umbilical que les une a todos, que no es otra que la realidad más cercana y tangible, ofrecida sin maquillaje, de forma descarnada, agria y sin concesiones, con ramalazos de humor negro y escenas de alta tensión que el autor, quien ya nos ha acostumbrado a su vigoroso pulso narrativo, nos presenta con todos sus colores en poco más de doscientas páginas. Vamos, casi un documento social de la España de pandereta, pero con indudable valor literario.