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Felipe divide sus Identidades (Visor, 2013) en tres bloques, uno primero, titulado "Los protocolos inversos"- algo más abstracto, en el que se introduce de lleno en la tesis propuesta, logrando algunos poemas sublimes, como el de apertura -Inacción de gracias- o el titulado Son de insomnio, en el que recurre a la canción, casi a la nana infantil, para conseguir el efecto deseado; el segundo, "Actualidades y símbolos al paso", parece concebido más como un cajón de sastre en el que tienen cabida las estampas de viajes, los homenajes literarios -magnífico el de la Lisboa de Pessoa- y también, algo poco habitual en la poesía de Benítez Reyes, sí más en sus irónicos artículos, varios poemas sobre la actualidad, como los dedicados al dinero y la crisis, a la familia real y al naufragio de una patera. Por último, el tercero, "Entre sombras y bosquejos", nos recuerda más al tono de su emblemático El equipaje abierto, derivando hacia la nostalgia por el pasado -conmovedor el titulado Atlas geográfico universal, 1972- y a la incertidumbre sobre lo que nos espera, actuando a modo de resumen del tema abordado, y que encuentra su expresión mayor en el poema que da título al libro y en versos tan definitivos como éste: "Eres ese temblor que va contigo / Eres el mismo, en fin, que nunca fuiste". Las identidades no serán una muesca más en la trayectoria poética de Felipe, sino una especie de súmmum o tótem literario, a partir del cual, y como se ha encargado de repetir el autor en conferencias y entrevistas, habrá que crear algo distinto, un paisaje nuevo como el que contemplaremos mañana, esta noche, ahora mismo.
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