Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Turismo confirman a Andalucía como una de las regiones más visitadas por los extranjeros. Resulta innecesario citar aquí los numerosos atractivos de su geografía, clima, gastronomía y festividades y tradiciones culturales, pues son bendecidos y pregonados por todos los rincones del planeta. Nuestra comunidad autónoma siempre ha sido una tierra de promisión, de escape, una especie de paraíso del que siempre queda algo por explotar. Y eso bien lo sabían actores, políticos, escritores, cineastas, altos dignatarios o miembros de la aristocracia. Cuerpos celestes. Estrellas, gobernantes y bohemios de viaje por Andalucía (Ézaro, 2014), del periodista Francisco Reyero, recopila una treintena de retratos de personajes que, por diversas circunstancias -pasión, oportunidades laborales o puro azar-, visitaron Andalucía para dejar su rutilante impronta en las hemerotecas.
Segmentando su enjundiosa búsqueda -lo duro de proyectos de este tipo es la criba, pues podían haber figurado otros muchos como el cineasta Jean Negulesco, que murió en Marbella- por categorías profesionales, Reyero relata con un estilo brioso y ocurrente las curiosas peripecias de multitud de personajes que recorrieron las diferentes provincias, y donde tienen cabida los escándalos de Frank Sinatra en la Costa del Sol, las correrías nocturnas de Peter O´Toole durante el rodaje de Lawrence de Arabia, los flirteos amorosos de Ava Gardner, o la fugaz estancia de Diana de Gales. De estas y otras personalidades como Jacqueline Kennedy, Steven Spielberg, Grace Kelly, Fidel Castro, Margaret Thatcher, Paul Bowles o el Sha de Persia, se ofrecen, además del apunte más literario, otro puramente informativo de los días y lugares elegidos y entregados a la posteridad. Un completo dossier fotográfico culmina la valía de una obra que se hacía necesaria.
Un muestrario de carácter bien distinto, aunque centrado también en la geografía, es el reflejado por Ciudades de cine (Cátedra, 2014), voluminoso estudio en el que colaboran numerosos especialistas y que pretende otorgar entidad bibliográfica a las ciudades más filmadas o queridas por el cinematógrafo -aun cuando en muchos casos hayan sido recreadas en estudio o en otra ciudad-. París, Berlín, Nueva York, Shanghai, Madrid, Viena, Roma, Lisboa, Barcelona, San Francisco, Nueva Delhi, Buenos Aires, Venecia o Sevilla asoman por las páginas de un libro que desglosa su transposicion a la pantalla a lo largo de diferentes etapas, desmenuza sus símbolos más socorridos, y trata de determinar cuál ha sido su repercusión en el séptimo arte, en la retina de un espectador al que se puede hacer soñar pero también engañar. Aliñado con profusión de imágenes y notas aclaratorias, este manual está llamado a convertirse en una valiosa obra de referencia para cinéfilos e interesados.
Segmentando su enjundiosa búsqueda -lo duro de proyectos de este tipo es la criba, pues podían haber figurado otros muchos como el cineasta Jean Negulesco, que murió en Marbella- por categorías profesionales, Reyero relata con un estilo brioso y ocurrente las curiosas peripecias de multitud de personajes que recorrieron las diferentes provincias, y donde tienen cabida los escándalos de Frank Sinatra en la Costa del Sol, las correrías nocturnas de Peter O´Toole durante el rodaje de Lawrence de Arabia, los flirteos amorosos de Ava Gardner, o la fugaz estancia de Diana de Gales. De estas y otras personalidades como Jacqueline Kennedy, Steven Spielberg, Grace Kelly, Fidel Castro, Margaret Thatcher, Paul Bowles o el Sha de Persia, se ofrecen, además del apunte más literario, otro puramente informativo de los días y lugares elegidos y entregados a la posteridad. Un completo dossier fotográfico culmina la valía de una obra que se hacía necesaria.
Un muestrario de carácter bien distinto, aunque centrado también en la geografía, es el reflejado por Ciudades de cine (Cátedra, 2014), voluminoso estudio en el que colaboran numerosos especialistas y que pretende otorgar entidad bibliográfica a las ciudades más filmadas o queridas por el cinematógrafo -aun cuando en muchos casos hayan sido recreadas en estudio o en otra ciudad-. París, Berlín, Nueva York, Shanghai, Madrid, Viena, Roma, Lisboa, Barcelona, San Francisco, Nueva Delhi, Buenos Aires, Venecia o Sevilla asoman por las páginas de un libro que desglosa su transposicion a la pantalla a lo largo de diferentes etapas, desmenuza sus símbolos más socorridos, y trata de determinar cuál ha sido su repercusión en el séptimo arte, en la retina de un espectador al que se puede hacer soñar pero también engañar. Aliñado con profusión de imágenes y notas aclaratorias, este manual está llamado a convertirse en una valiosa obra de referencia para cinéfilos e interesados.
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