"Cuando veo a un adulto en bicicleta, recupero la esperanza e el futuro de la raza humana". Esta famosa frase atribuida a H.G. Wells vertebra de principio a fin el sentir de un libro necesario escrito por un ciclista convencido que trata de convencer a los recelosos de las bondades de conducir en bicicleta en los tiempos que corren. Si las ventajas de la bicicleta desde la óptica de la salud son evidentes -se hace ejercicio físico, se oxigena el cuerpo, se contamina menos...-, la crisis nos ha regalado sin querer nuevos motivos para limpiarle el polvo y sacarla del trastero: el encarecimiento de la gasolina, los atascos, el mínimo mantenimiento que requiere, la habilitación paulatina de carriles bici que facilitan la concordia entre peatones y conductores, la facilidad para aparcarla en cualquier sitio... Ciudades modelo como Copenhague, Toronto, Amsterdam y, en los últimos años, París, Londres o Sevilla -valorada como la cuarta mejor ciudad europea para circular en bicicleta- han puesto los cimientos de un modelo altamente sostenible que ha demostrado ser plausible en las grandes urbes e incluso para conectar ciudades próximas -alcanzando la excelencia, Amsterdam goza de autovías diseñadas expresamente para bicicletas y gigantescos aparcamientos-.
Pedro Bravo, madrileño de 1972, vive en la ciudad indicada para arengar a todo Cristo a pasarse a la bici, una ciudad poco acondicionada para la convivencia armónica de coches, motos, taxis, autobuses, ciclistas y peatones. Con frecuencia se organizan en ella fiestas de la bicicleta, hay plataformas reivindicativas, acciones de protesta, etc., pero el gobierno municipal se ha mostrado lento, espeso y torpe a la hora de diseñar un plan global que contente a todos los usuarios de calles, aceras y calzadas.
Partiendo de esa posición de ciclista optimista pero descontento con lo que ve, y sin desdeñar ejemplos de otras ciudades, citas de blogs, libros, reportajes periodísticos o informes realizados ex profeso por especialistas, Pedro Bravo va respondiendo a una batería de FAQ´s o preguntas más frecuentes tanto de usuarios como de no usuarios como la conveniencia o no del casco, los carriles bici, la movilidad, el género, la economía, la felicidad, las normas de circulación, las desavenencias entre usuarios, o incluso la literatura de pedales. El autor no ha dudado tampoco en entrevistar a ciclistas comprometidos con la causa para dar su opinión sobre la situación actual y el futuro de la bicicleta, todo un "apostolado" de las dos ruedas. Desde la originalidad de su título hasta ese final en el que usuarios de diferente posición social y diversas partes del mundo manifiestan sus razones para ir en bici, Biciosos (Debate, 2014) resulta sumamente entretenido y ya será un éxito si cumple su objetivo de convencer a un puñado de escépticos.
Pedro Bravo, madrileño de 1972, vive en la ciudad indicada para arengar a todo Cristo a pasarse a la bici, una ciudad poco acondicionada para la convivencia armónica de coches, motos, taxis, autobuses, ciclistas y peatones. Con frecuencia se organizan en ella fiestas de la bicicleta, hay plataformas reivindicativas, acciones de protesta, etc., pero el gobierno municipal se ha mostrado lento, espeso y torpe a la hora de diseñar un plan global que contente a todos los usuarios de calles, aceras y calzadas.
Partiendo de esa posición de ciclista optimista pero descontento con lo que ve, y sin desdeñar ejemplos de otras ciudades, citas de blogs, libros, reportajes periodísticos o informes realizados ex profeso por especialistas, Pedro Bravo va respondiendo a una batería de FAQ´s o preguntas más frecuentes tanto de usuarios como de no usuarios como la conveniencia o no del casco, los carriles bici, la movilidad, el género, la economía, la felicidad, las normas de circulación, las desavenencias entre usuarios, o incluso la literatura de pedales. El autor no ha dudado tampoco en entrevistar a ciclistas comprometidos con la causa para dar su opinión sobre la situación actual y el futuro de la bicicleta, todo un "apostolado" de las dos ruedas. Desde la originalidad de su título hasta ese final en el que usuarios de diferente posición social y diversas partes del mundo manifiestan sus razones para ir en bici, Biciosos (Debate, 2014) resulta sumamente entretenido y ya será un éxito si cumple su objetivo de convencer a un puñado de escépticos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSalí a dar un paseo en bici por el camino que rodea el encinar. Como la bici no hace casi ningún ruido, me encontré de cara con dos corzos, madre y cría. Me detuve en seco y nos estuvimos mirando durante un minuto. Toda una eternidad. Toda la historia del planeta condensada en ese instante. Treparon por el encinar y los perdí de vista. Tardé en arrancar y continuar mi paseo.
ResponderEliminar