El presente libro cumple las dos máximas para ser considerado un libro clandestino o directamente invisible. Por un lado, aborda un género tan escasamente popular como el aforismo, y por otro, está publicado por una editorial, La Veleta, que suele pasar casi siempre de puntillas por las librerías, en ese tercer escalón donde también pernoctan los Pre-Textos, los Candaya, los Caballo de Troya o Periférica, casi todas, como se observa, titulares de un nombre bastante apropiado para empresas imposibles o para pasar desapercibido en el magma de novedades de editoriales de relumbrón. Y ya no incluyo en el mismo grupo a las Impedimenta, Acantilado, Salto de Página o Libros del Asteroide, porque sus ventas y su acrecentado prestigio las han aupado poco a poco a ese segundo escalón que el librero, incluso a veces el de las grandes superficies, se encarga de mimar con un espacio propio en las estanterías.
Minoría absoluta connota en su ocurrente juego de palabras un doble sentido: aborda un género menor -el más minúsculo posible, de hecho, en cuanto a extensión- y va dirigido a una minoría, aún más menor que la de los lectores de poesía, que se mostrará henchida de alegría al enterarse de su existencia y, sobre todo, al comprobar tras su lectura que estamos ante un libro que, definitivamente, no debería pasar desapercibido por mucho que nazca sentenciado.
No voy a trazar aquí una historia del aforismo, que Gómez de la Serna afincó para sí como greguería, y que el autor de este libro, Enrique Baltanás, prefiere llamar volatería; pero sí mostrar mi entusiasmo por uno de los géneros más difíciles de llevar a la práctica -contar una historia, aunque las más una ocurrencia, en el breve espacio de una línea, cinco a lo sumo- y que ha contado en su amplia trayectoria con ejercitantes tan ilustres como Canetti, Schopenhauer o Leopardi.
Baltanás pasa a engrosar con honores la nómina de escritores que ocasionalmente abrillantan con su talento este arte decididamente menor, como Andrés Neuman, Lorenzo Oliván -en mi cabecera siempre estará
El mundo hecho pedazos (Pre-Textos, 1999)-, Hipólito G. Navarro o Luis Manuel Ruiz en su nuevo y excelente proyecto
bloggero. Dividido por temas, que oscilan entre lo filosófico y lo más prosaico,
Minoría absoluta es un derroche de talento en pinceladas sueltas, brochazos de genialidad disueltos sin prisa pero sin pausa en el collage de la vida diaria. Aunque no todas las piezas estén a la misma altura -es imposible pedirle eso a un libro de aforismos-, el nivel es elevado y, a lo largo de este viaje de volaterías y ocurrencias varias, nos encontramos con perlas tan afortunadas como estas: "El segundero va por delante. Pero sin dejar de ser segundo", "Las máximas poseen la propiedad de preservar el pensamiento bajo mínimos", o "Desde la ventanilla del tren, no nos extraña que el mundo huya de nosotros". Y no desvelo más para no escatimar el hallazgo a esa minoría que sepa apreciar -después de encontrarlo en la librería, claro está- el trabajo que hay detrás de esa "sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte" (R.A.E. dixit).
Gran Baltanás. Y esta tarde presenta en Sevilla (Biblioteca Infanta Elena, 20 h.) su otro libro reciente, el poemario "Trece elegías y ninguna muerte". Y hablando de presentaciones: suerte para ti mañana en Madrid, Juan Carlos.
ResponderEliminarGracias, Antonio. Tenía el poemario de Baltanás en cartera. En Madrid trataremos de disfrutar sobre todo entre la niebla, la lluvia y, quizá, la nieve.
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