El joven argentino Damián Szifron, que hasta la fecha sólo había dirigido dos películas poco recordadas -El fondo del mar (2003) y Tiempo de valientes (2005)- y participado en varias teleseries, se ha convertido de la noche a la mañana en un nombre a seguir con este film de episodios que tiene, ya desde su clarificador título, coartada para desfasar y provocar cualquier cosa menos la indiferencia. Los diferentes episodios, desde el magnífico prólogo al esperpento final, nos llevan por los territorios de la sorpresa, la desesperación, la rabia, la desvergüenza, la honestidad con uno mismo, la justicia, etc, para desembocar en una catarsis que pone fin a todo y que se revela necesaria para empezar otra vez de cero. Szifron tiene la virtud de hacernos conectar enseguida con el protagonista de la pesadilla y lograr que nos preguntemos si obraríamos como él de encontrarnos en una situación similar. Las imágenes, viscerales, nos sitúan en una dimensión donde ya no hay vuelta atrás y tenemos que apechugar con las consecuencias. Sin duda, una lección de puro cine donde todos los actores rayan a gran nivel.
ESPEJOS DEL YO (Anotaciones del Diario)
Hace 10 horas
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