Lo dice Jeremy Mercer en su divertidísimo y nostálgico La librería más famosa del mundo (Malpaso, 2014): "Echar mano de una imprenta para autopublicarse es comparable a pagar a cambio de sexo, pero hasta cierto punto aún más vergonzoso. Ir de prostitutas, por lo menos, es un acto privado, mientras que pagar para publicar un libro propio supone un verdadero despliegue público de desesperación creativa" (págs. 53-54). Ahí queda eso. Se abren opiniones.
Entrevista capotiana a Jordi Català
Hace 6 horas
Siempre me ha intrigado cómo es el proceso que llevan a cabo las editoriales para publicar un libro. Quizás los sabios de la editorial se sientan a deliberar, tras la atenta lectura del manuscrito. Quizás sólo utilizan en esa deliberación criterios literarios, científicos y estéticos. Si fuera así, cuando nos rechazan un manuscrito, deberíamos suponer que carece de valor literario o científico. Ahora bien, hay muchos escritores que piensan que todos estos supuestos son, tristemente, falsos. No hay deliberación. Y si la hay, es de carácter mercantil, no estética o científica. De ahí que muchos opten por la autoedición. Las editoriales tradicionales han perdido, dicen, su función cultural. Los autores que defienden la autoedición sostienen que hay muchos libros en las librerías peores que el suyo.
ResponderEliminarSin embargo, hay otro problema de fondo: ¿Por qué tenemos ese ansia de publicar a toda costa? ¿Para qué publicar? La autoedición puede ser un acto de rebeldía estética honesta contra el sistema o un acto sublime de vanidad. Uno puede argumentar que es una pena que su gran libro, que aporta muchas ideas y muy interesantes, permanezca en la oscuridad y no pueda ser disfrutado por los lectores. El problema es que, como nadie más ha leído tu libro, sólo contamos con la valoración del autor. Por lo tanto, o bien estamos objetivamente convencidos de la calidad de nuestro escrito o bien es un acto de vanidad infinita. Tendría que haber grupos de lectura, anónimos y no amigos, que ofreciesen una segunda opinión antes del lanzarnos a la autoedición.