miércoles, 17 de febrero de 2010

Desolación


Llevar una novela a la gran pantalla no siempre es fácil, sobre todo si se trata de una novela como La carretera, de Cormac Mccarthy, donde los personajes, pocos, no tienen nombre y definen el estado final de una civilización que alguna vez existió para derrumbarse merced a un previsible cataclismo del que no se explican las causas. Acometer la empresa ya entrañaba, por tanto, un gran riesgo para el director, John Hilcoat, pero proponerse ser extremadamente fiel a la matriz del relato y conseguirlo suponía ya todo un salto al vacío. Pues bien, el autor de The proposition ha salido indemne de la aventura, logrando transmitir en todo momento ese clima desesperanzado y pesimista que preside cada línea de una novela llamada a convertirse en un clásico para las generaciones venideras. Seguro que no todos están de acuerdo con este juicio, como la pareja que abandonó la sala de los madrileños cines Verdi a mitad de la proyección en versión original subtitulada a la que asistió un servidor. Quizá no sabían a lo que venían, quizá esperaban una acción vertiginosa que apenas se deja entrever en las fugaces apariciones de las patrullas de caníbales... Lo cierto es que el tempo marcado por Hilcoat es el que exigía una narración desoladora, donde las palabras -irónicamente, pues el tema fundamental de La carretera es la transmisión comunicativa, el valioso legado de padre a hijo- cada vez se hacen menos necesarias en un ambiente degradado y hostil.