martes, 30 de octubre de 2012

Segundo aniversario

Casi dos años después de su publicación, siguen apareciendo reseñas de Bancos de niebla, mi tercera novela. La última se la debo a Jorge Andreu, infatigable lector, quien la ha colgado en su blog del mismo nombre. La puedo considerar casi como un regalo de aniversario:

http://jorge-andreu.blogspot.com.es/2012/10/juan-carlos-palma-bancos-de-niebla.html

martes, 16 de octubre de 2012

La frontera azul

Después de esa obra maestra inclasificable que fue Anatomía de un instante y tras su última y fallida experiencia puramente narrativa, La velocidad de la luz, Javier Cercas necesitaba una novela que volviera a confirmarle como uno de los grandes de la narrativa española actual. Las leyes de la frontera (Mondadori, 2012) es esa novela. Escrita de modo aparantemente impersonal y distante, recurriendo a la entrevista periodística de un investigador-escritor que bien podría ser un trasunto del propio Cercas, la estructura de la novela es herméticamente perfecta. La narración de las andanzas del Zarco y un grupo de jóvenes delincuentes en los años de la transición española se nos ofrecen a través de las voces de uno de sus ex compañeros de fatigas y de uno de los policías que intervinieron en su captura, dejando Cercas que sean ellos los que expresen sus opiniones sobre el protagonista, aunque obviamente todos sepamos que detrás de ese calculado entramado se encuentre el propio autor. La confrontación de ambos testigos, a los que se une la esporádica intervención de algún personaje episódico, le sirve a Cercas para enriquecer el paisaje humano y social en torno al Zarco y aportar además diferentes puntos de vista sobre algunos acontecimientos claves de su espinoso itinerario. De este modo, la novela se redimensiona, creando una tupida red que envuelve al lector sumergiéndole desde el principio en una historia aparentemente poco original -todos recordamos al Vaquilla y a otros célebres jóvenes delincuentes retratados en algunas películas que aquí también se citan- pero trenzada con ese dinamismo feroz tan característico de Cercas, que aquí se imbuye en el lenguaje callejero y delictivo volviéndolo cercano, eliminando los adornos y ramalazos estilísticos que hubieran desentonado en la narración. Sin embargo, como ya dije antes, esta aparente frialdad esconde un trabajo de campo laborioso para evitar que se vean las costuras, y ése es uno de los grandes aciertos de la novela, su aparente sencillez; sencillez que podemos llevar incluso al título, también aparentemente facilón, pero cuyo reverso esconde una alusión clave a una célebre serie de televisión que los protagonistas, y muchos lectores entre los que me incluyo, considerábamos algo más que una serie. De eso se trata, y Cercas lo sabe bien, de trascender la realidad.