sábado, 27 de septiembre de 2014

Revés sin cortar

No hace demasiado tiempo compartía en este espacio mi entusiasmo por la autobiografía de Rafa Nadal escrita a cuatro manos con John Carlin. Un modelo similar, aunque la publicación es anterior -sólo que, de forma incomprensible, en España ha aparecido cinco años más tarde-, es el utilizado por André Agassi y el periodista americano premiado con el Pulitzer J.R. Moehringer en Open (Duomo, 2014). Durante más de dos años ambos se sentaron en numerosas ocasiones para conversar. Agassi daba rienda suelta a todos sus recuerdos y sentimientos de veinte años de carrera profesional y de su infancia y adolescencia, y Moehringer los transcribía dándoles forma literaria, pero, y esta es una virtud al alcance de pocos, sin perder ese tono confesional, íntimo y de brutal sinceridad que el célebre tenista iba poniendo sobre la mesa.
Sin duda, este es uno de los mayores aciertos del libro, en el que muchos ya ven una de las mejores autobiografías deportivas de todos los tiempos, juicio que me atrevo a compartir desde que acabé la última página. Destinado a no elegir, a calzarse unas deportivas y coger una raqueta de madera desde los cuatro años por imposición paterna, Agassi estaba llamado a ser un campeón antes de ser capaz de andar -su padre, ex-boxeador de origen armenio, le instaló un móvil con pelotas de tenis en la cuna y le ataba una raqueta de juguete en la muñeca-. Su padre eligió la casa familiar en función de las dimensiones de un jardín trasero donde construir una pista de tenis y modificó un robot lanzapelotas -bautizado como el dragón- para darle mayor velocidad. Al no conseguirlo con sus hermanos, volcó todas sus energías en su vástago menor, sometiéndole a duros entrenamientos y haciéndole ingresar en una academia que más parecía un correccional, y donde también se formaron futuros tenistas y rivales como Jim Courier. A pesar de su carácter rebelde -demostrado en su juventud y en una estética e inconstante trayectoria sin parangón en la historia del tenis contemporáneo-, Agassi asumió su rol aun confesando abiertamente su odio hacia el deporte. En las emotivas y seductoras páginas de Open Agassi hace honor a su historia -sus postizos con mechas- y se desmelena relatando los momentos más duros -el infierno y sus desplantes en la academia, sus lesiones permanentes, su fortaleza para empezar de cero después de haber llegado a lo más alto tras flirtear con las drogas- y los más tiernos -su enamoramiento de Brooke Shields, la afinidad visceral con los miembros de su equipo, su cortejo finalmente exitoso a Steffi Graff, la consecución de su ansiado Roland Garros para completar el puzzle de los Grand Slam-, bordando una crónica deportiva y sentimental que se devora con pasión, como esos grandes partidos que sólo pueden dejarnos maestros como Borg, Federer o el propio Agassi. 

lunes, 22 de septiembre de 2014

The Reader´s Diary (XXXV)

Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Turismo confirman a Andalucía como una de las regiones más visitadas por los extranjeros. Resulta innecesario citar aquí los numerosos atractivos de su geografía, clima, gastronomía y festividades y tradiciones culturales, pues son bendecidos y pregonados por todos los rincones del planeta. Nuestra comunidad autónoma siempre ha sido una tierra de promisión, de escape, una especie de paraíso del que siempre queda algo por explotar. Y eso bien lo sabían actores, políticos, escritores, cineastas, altos dignatarios o miembros de la aristocracia. Cuerpos celestes. Estrellas, gobernantes y bohemios de viaje por Andalucía (Ézaro, 2014), del periodista Francisco Reyero, recopila una treintena de retratos de personajes que, por diversas circunstancias -pasión, oportunidades laborales o puro azar-, visitaron Andalucía para dejar su rutilante impronta en las hemerotecas.
Segmentando su enjundiosa búsqueda -lo duro de proyectos de este tipo es la criba, pues podían haber figurado otros muchos como el cineasta Jean Negulesco, que murió en Marbella- por categorías profesionales, Reyero relata con un estilo brioso y ocurrente las curiosas peripecias de multitud de personajes que recorrieron las diferentes provincias, y donde tienen cabida los escándalos de Frank Sinatra en la Costa del Sol, las correrías nocturnas de Peter O´Toole durante el rodaje de Lawrence de Arabia, los flirteos amorosos de Ava Gardner, o la fugaz estancia de Diana de Gales. De estas y otras personalidades como Jacqueline Kennedy, Steven Spielberg, Grace Kelly, Fidel Castro, Margaret Thatcher, Paul Bowles o el Sha de Persia, se ofrecen, además del apunte más literario, otro puramente informativo de los días y lugares elegidos y entregados a la posteridad. Un completo dossier fotográfico culmina la valía de una obra que se hacía necesaria.
Un muestrario de carácter bien distinto, aunque centrado también en la geografía, es el reflejado por Ciudades de cine (Cátedra, 2014), voluminoso estudio en el que colaboran numerosos especialistas y que pretende otorgar entidad bibliográfica a las ciudades más filmadas o queridas por el cinematógrafo -aun cuando en muchos casos hayan sido recreadas en estudio o en otra ciudad-. París, Berlín, Nueva York, Shanghai, Madrid, Viena, Roma, Lisboa, Barcelona, San Francisco, Nueva Delhi, Buenos Aires, Venecia o Sevilla asoman por las páginas de un libro que desglosa su transposicion a la pantalla a lo largo de diferentes etapas, desmenuza sus símbolos más socorridos, y trata de determinar cuál ha sido su repercusión en el séptimo arte, en la retina de un espectador al que se puede hacer soñar pero también engañar. Aliñado con profusión de imágenes y notas aclaratorias, este manual está llamado a convertirse en una valiosa obra de referencia para cinéfilos e interesados.