martes, 15 de enero de 2013

Colosal

El reto de Tom Hooper después de su aclamada El discurso del rey (2010), ganadora de 4 Oscars, no era modesto: nada menos que una adaptación del musical de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil sobre la novela de Víctor Hugo, llevada al cine y la televisión en multitud de ocasiones casi desde los primeros tiempos del cine mudo. El resultado, salvando la opinión de agoreros y algunos puristas, no ha podido ser más espectacular. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un musical que nos trae a la memoria los grandes momentos de un género que parece resucitar cada cierto tiempo. Sólo tenemos que acordarnos de las recientes aportaciones de Woody Allen o Lars Von Trier para confirmar, para quien todavía tenga dudas, que el musical tiene aún sobrado público en el cine de consumo actual, tan mermado por las comedias infantiloides y la falta de ideas. Los miserables rezuma puro cine por los cuatro costados, desde su prodigiosa puesta en escena -valga como muestra la impresionante escena inicial del arrastre del buque- hasta la hilazón de diferentes escenas con una misma canción, pasando por la soberbia interpretación de todos los actores -incluso el normalmente anodino Russel Crowe- y la maravillosa banda sonora. Hooper ha conseguido lo que a priori parecía imposible: superarse a sí mismo y aumentar las expectativas sobre su siguiente proyecto. El cine británico está de enhorabuena. El único pero es que el espléndido Hugh Jackman tendrá que coincidir en la terna con Daniel Day-Lewis encarnando a uno de los presidentes más queridos de Estados Unidos. Y contra eso no se puede competir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario