lunes, 10 de marzo de 2014

Estambúl, primera parada

Que Estambúl, cuna de civilizaciones, frontera entre dos mundos, enclave estratégico, es una ciudad que atrapa, subyuga y te envuelve en sus fragancias y olores, es casi un lugar común -uno, que estuvo allí sólo tres días, puede dar fe de ello-. Que es un material literario de primer orden, también, y autores como Pamuk, Loti y otros muchos han ofrecido testimonio de ello en páginas ya imperecederas. Javier González-Cotta, al que quizá algunos recuerden por ser el fundador de la revista de divulgación bibliográfica Mercurio y otros -menos- por su espléndido volumen misceláneo Errabundia Express (Point de Lunettes, 2008), ha volcado su inagotable pasión por la ciudad en un libro que tiene intención de ampliar a trilogía, al modo de las sagas juveniles o de narrativa fantástica tan comunes en estos tiempos. Estambúl. Paseos, miradas, resuellos (Almuzara, 2013) trata de decodificar emocionalmente las sensaciones que transmite un lugar que parece anclado en una dimensión temporal aparte. González-Cotta, autor también de muchas de las imágenes que acompañan al texto, pasea por la ciudad sin itinerarios preconcebidos, dejándose llevar por un primer impulso que le impele a buscar más los arrabales, los barrios menos conocidos y quizá más auténticos, y los paisajes menos habituales, antes que las postales turísticas de zocos atestados, mezquitas colapsadas o vistas preciosistas. El autor se para, describe, y vuelve a caminar, observa y se siente observado, se detiene a describir los perros callejeros, las estaciones con trenes cargados de historia, los pasajes de quienes estuvieron allí antes, las mezquitas más apartadas de las rutas recomendadas, las visiones inéditas del incomparable Cuerno de Oro... Todo sin prisa pero sin pausa, con delectación en los detalles, en la miseria y el derroche, en lo nuevo y lo viejo, lo auténtico y lo impostado. Quizá si tuviera que elegir una virtud entre las muchas del volumen, me quedaría con la versatilidad que exhibe González-Cotta para hablarnos de un mismo recoveco o recodo del camino de forma que siempre nos suene diferente, como si tuviera esa magia tan escasa en los narradores actuales de contarnos el mismo cuento logrando que siempre parezca nuevo. Desde ya le animo a cumplir su anunciado proyecto. Aquí tendrá a un lector asegurado, como seguro es también que visitará Estambúl de nuevo.

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