miércoles, 5 de marzo de 2014

The Reader´s Diary (XXIX)

Me he referido aquí en alguna que otra ocasión a los libros de aforismos del cántabro Lorenzo Oliván (1968), que recomiendo encarecidamente. Se trata de una faceta más de una obra que incluye la traducción, la crítica literaria, la edición de antologías, la organización de ciclos poéticos y la dirección de revistas literarias, además de su género más cultivado, la poesía, en cuya trayectoria Nocturno casi (Tusquets, 2014) viene a sumar su quinto eslabón. En un tono más críptico que los anteriores, Oliván vuelve a sus temas preferidos: la mirada asombrada ante el mundo, la exigencia del poeta para dar respuestas, la levedad del ser, la comunión con la naturaleza... Quizá los hallazgos formales no sean tan brillantes como en títulos anteriores, y hallar un sentido unívoco en tanta espesura de ideas no sea tarea fácil, pero su apuesta por transitar caminos ya hollados con una mirada limpia y siempre interrogante asegura relecturas y momentos espléndidos: "Pasa la luz / rozándome la piel / y no sé si se bate en retirada / o hace de mí / su más sutil conquista".
Una impresión similar he sacado también de la última propuesta cuentística de mi admirado Sergi Pàmies, Canciones de amor y lluvia (Anagrama, 2014), quien alterna piezas redondas con ese talento de orfebre que le ha situado en el olimpo de los escritores de relatos de nuestro país, con otras muestras más descafeinadas que parecen gustarse a sí mismas más que buscar el efecto sorpresa o esas piruetas estéticas que tanto agradecemos sus lectores. De este modo, se impone la ocurrencia, el toque humorístico y el descuido formal antes que la exigencia de un relato bien trabado que nos transporte a esa dimensión donde moran los bendecidos por los cánones del género. El protagonizado por Paul Auster y su mujer puede ser una buena prueba de lo que expongo: posiblemente Pàmies se base en una experiencia personal suya o de alguien cercano, pero quizá eso no baste para construir un buen relato si no hay algo más que trascienda la mera anécdota. Se advierte un tono general apresurado, como si el autor de La gran novela sobre Barcelona no hubiera tenido tiempo de organizar sus ideas ni seleccionar entre la gavilla de canciones que tenía para su nuevo álbum. No obstante, un Pàmies menor sigue siendo mucho Pàmies, por lo que el disfrute está garantizado.
De quien no nos cabe ninguna duda de que organizara con escrúpulo sus ideas es de Robert Louis Stevenson, cuya faceta menos conocida, la de articulista y ensayista, se presenta ahora en un enjundioso volumen preparado por Amelia Pérez de Villar (Páginas de Espuma, 2013). Quien, como un servidor, sólo hubiera tenido ocasión hasta ahora de leer sus novelas, cuentos y libros de viajes, se llevará la agradable sorpresa de que Stevenson cultivó con prodigalidad la crítica literaria, exhibiendo una loable capacidad para adentrarse en la creación de algunos de sus contemporáneos y autores que, de un modo u otro, dejaron huella en su forma de concebir la literatura. Escribir. Ensayos sobre literatura reúne todos los textos que se conocen del escritor escocés, desperdigados en periódicos, revistas y volúmenes diversos. Aunque uno no haya leído muchas de las obras que se citan ni siquiera a los autores, la pasión y la claridad de ideas de Stevenson es tan adictiva que merece la pena por sí misma, por la simple forma de exponer lo que quiere decir, sus argumentos y disquisiciones, comparta o no lazos con el autor y obra en cuestión. Ya aborde a Shakespeare, Thackeray, Pepys, Whitman, Burns, Hugo, Thoreau o Villon, lo hace siempre desde la barrera de la ecuanimidad, valorando pros y contras, desentrañando tramas y retazos biográficos que aderezan un discurso trufado de ideas enriquecedoras y presentado con un caligrafismo admirable. En este magnífico volumen se localizan también los escritos en los que Stevenson habla de su propia obra en sincero diálogo con sus lectores e incluso algunos más personales en los que evoca su infancia y adolescencia, una verdadera delicia para todo buscador de rarezas. Hay que agradecer sin duda a la editorial que nos haya brindado la oportunidad de conocer a ese genio llamado Stevenson en bata y zapatillas.

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