lunes, 8 de junio de 2015

The Reader´s Diary (XLII)

Dos nuevos títulos se incorporan a la estupenda colección "A la Mínima" que la editorial Renacimiento dedica a ese género tan inclasificable y agradecido como es el aforismo, lo que, sumados a la colección que también ha inaugurado para este fin La Isla de Siltolá, nos hacen albergar también -mínimas- esperanzas de que el arte de la greguería, de lo volatinero, alcance poco a poco el sitio que merece en los anaqueles de las librerías. Si estos esfuerzos son dignos de aplaudir no lo es menos el que un autor consagre casi toda su trayectoria a un género tan especial. Es el caso del navarro Ramón Eder que, si bien ha hecho también incursiones en los géneros de la poesía y el relato, cultiva casi en exclusiva este apunte breve, tan es así que incluso no puede evitar que se infiltre en sus otros libros.
Aire de comedia es un libro, valga la redundancia, breve, en el que también incluye algunas reflexiones de mayor extensión. Son los aforismos de Eder ocurrencias ingeniosas, chispazos que quizá no nos lleven a otra parte, pero que endulzan el día a día. Valgan algunas muestras: "La belleza sofisticada de la mujer pájaro", "Hay días en los que salimos líricos de casa y la calle está épica", o "El pez cuando muerde el anzuelo parece un ser humano". Como el propio título indica, domina un tono humorístico que esconde, las más de las veces, cierto escorzo hacia el humor negro o la doble apariencia. No siempre Eder se desenvuelve con el mismo ingenio, y en ocasiones, el aforismo no pasa del chiste fácil: "Uno no puede volver a sus 27 años, pero sí puede quedar para tomar café con una chica de 27 años". No obstante, su nuevo volumen de piezas breves es toda una invitación a mirar la vida desde un observatorio minimalista poco común.


Más hondura y capacidad reflexiva tiene en mi opinión el volumen de Gabriel Insausti, Preámbulos, dividido en varias partes según los temas abordados. Insausti, que ha tocado varios géneros como la poesía, la narrativa, la traducción o el ensayo -ha sido el último ganador del Premio Amado Alonso-, acumula aquí todo un baúl de aforismos muy lúcidos en los que se percibe un trabajo de revisión importante para lograr el doble efecto que debe poseer cada pieza: la ocurrencia o efectismo visual, y la reflexión o lo que podríamos llamar doble fondo. El autor de Cristal ahumado consigue esa empatía con el lector a través de breverías basadas en situaciones reconocibles que cobran una nueva dimensión en su corsé extensivo, ya sea por el fogonazo lírico, el ver más allá de lo real, o por la pura belleza estética. Los hay para todos los gustos: irónicos -"¿El fin de la civilización cristiana? ¡Si todavía no ha empezado!"-, los que juegan con la lógica -"Para estrechar los lazos con un aliado no hay como elucubrar un enemigo común"-, optimistas -"Con raras excepciones, las únicas causas por las que merece la pena luchar son causas perdidas"-, chistosos -"A cierta edad, la aceleración de la Historia se percibe en el ritmo al que se suceden los pañales"-, o simplemente brillantes -"En la historia de las civilizaciones todavía no se ha inventado el parto sin dolor".
Es esa habilidad de Insausti para ser conciso y punzante hablando de cuestiones vitales o asuntos históricos la que convierte a estos Preámbulos en una joya -pequeña, por supuesto- que nadie debería perderse en estos tiempos de abundante quincalla barata.

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