viernes, 29 de enero de 2010

Sesión doble

Mi silencio se ha prolongado varios días debido a un despiadado virus informático que aún trato de erradicar. ¡Malditos troyanos! Entretanto, transcribo brevemente mi entusiasmo por mis dos últimas lecturas:

Diario (Helene Berr), Anagrama. Un conmovedor relato de una estudiante judía parisina encerrada en Bergen-Belsen con poco más de 20 años. Su diario, interrumpido por algunos meses debido a las circunstancias, ha sido sacado a la luz por su sobrina Mariette tras ser legado al Memorial del Holocausto de la capital francesa. La edición de Anagrama incluye un breve epílogo de la heredera y un prefacio del escritor Patrick Modiano. Enamorada de los poemas de Keats, lectora voraz y contumaz estudiante de la Sorbona a pesar de los muchos impedimentos, Berr traza un testimonio desgarrador que auna a un tiempo sabiduría, perspicacia y sentimientos a flor de piel. De obligada lectura.




Letras minúsculas y coda (Antonio Reyes), Alfar. Apasionado de la cultura marroquí, viajero incansable y gestor cultural de enorme espíritu solidario, Antonio Reyes es un excelente editor con varias colecciones de relatos y poemas de autores marroquíes a sus espaldas, pero también un brillante narrador que aquí refrenda con una estupenda colección de microcuentos donde hay de todo, desde el chispazo humorístico a la parodia política, de la ternura de las relaciones de pareja a los homenajes confesados. Como colofón, una coda que también homenajea en tres historias paralelas al gran Juan Gelman. Como todos los buenos microrrelatos, una lectura ideal para los tiempos de espera o esos viajes cortos tan caros a los tiempos que corren.

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