miércoles, 23 de diciembre de 2009

Un centenar de pequeñas joyas


Para muchos lectores de novelas (la gran mayoría), ensayo o poesía, el nombre de Ángel Olgoso seguramente no les dirá nada. Pero para la no muy abultada -aunque persistente- cofradía de los lectores de cuentos, se ha convertido en casi una institución a la que venerar con cada libro que publica. Granadino del 61, ha publicado ocho libros de cuentos; con el anterior, Los demonios del lugar (Almuzara), ganador del I Premio Internacional de Relatos de Terror Villa de Maracena, su nombre emergió ligeramente del anonimato al ser elegido libro del año por La Clave y Literaturas.com y quedar finalista del Premio Andalucía de la Crítica, en cuya selección anual se hace raro que aparezca un libro de relatos.

Páginas de Espuma, que sigue empeñada en completar un catálogo propio de cada vez más quilates, ha dado a la imprenta lo último de Olgoso, un libro de cien microrrelatos de título inquietante, La máquina de languidecer, y no menos sugerente portada. El contenido no les decepcionará. Moviéndose entre el relato de dos líneas y el de página y media, Olgoso ha confeccionado un verdadero catálogo de torturas tangibles, donde lo macabro, un feroz romanticismo, el juego metaliterario -memorable el dedicado, por ejemplo, a Kafka-, las referencias culturales, lo onírico y una prosa de cuidada factura donde no sobre un adjetivo juegan un papel determinante. La plasticidad de las imágenes que ofrece, su querencia por el final sorprendente y esclarecedor, su habilidad para escoger los títulos -una suerte también de microrrelatos en sí mismos- y lo que me atrevo a llamar la porosidad barroca que desprende su prosa, son ya una invitación permanente a la relectura. Si a ello añadimos que la ironía y el humor consiguen filtrarse por el fascinante universo de sus cuentos, sólo nos queda reconocer que la de Olgoso es una de las colecciones de relatos más importantes del año que acaba. Como muestra, un botón: "Nos dimos la mano impulsivamente. La suya -un objeto mustio y de tacto desagradable- apenas latía cuando, de regreso, casi al anochecer, corría a guardarla en la fresquera" (Intercambio).

3 comentarios:

  1. Tengo el libro para leerlo mañana, en un viaje que hago en tren. Me lo mandó Juan Casamayor, muy recomendado.
    Me crece la expectación con tu comentario. Así que gracias.

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  2. Gracias por tus palabras Juan Carlos, generosas como siempre.

    Abrazos

    Juan

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  3. De nada, Juan. Ya estoy deseando hincarle el diente a la "antología del cuento beatle". Y a ti Felipe, confío en que después de leer a Olgoso, el tren te lleve al destino inicial. Un abrazo a los dos.

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